lunes, 12 de febrero de 2018

El Cannabis y la enfermedad de Alzheimer (EA)


La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa que afecta a un número significativo de la población mundial y que ha ido creciendo su prevalencia e incidencia. En el año 2013 La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado un informe sobre la demencia  en el que la presenta como una prioridad de salud pública por ser “una enfermedad costosa a nivel social, económico y de salud” y estima que en 2010 35.6 millones de personas vivían con demencia en el mundo. Pronostica que esa cifra si irá duplicando cada 20 años. El Alzheimer es la forma más frecuente de demencia representando entre el 60 y 70% de los casos.

Se trata de una enfermedad progresiva, altamente incapacitante cuyos elementos clínicos más característicos son el deterioro progresivo de la cognición, la memoria y la habilidad para llevar a cabo las tareas cotidianas, mismos que se acompañan de una afectación del control de las emociones y del comportamiento social. En las etapas tardías se presenta con dificultad para el reconocimiento de personas y lugares, desorientación, cuadros de agitación y comportamiento agresivo y necesidad permanente de cuidados externos. 

Los elementos patológicos característicos son depósitos de placas de amiloide formadas por una β-proteína, ovillos de neurofibrillas y la degeneración selectiva de sinapsis con pérdida neuronal fundamentalmente en áreas corticales y subcorticales del cerebro. 

No hay al presente tratamientos eficaces, por lo que la acción clínica se limita a tratar los síntomas y a recomendar medidas sociofamiliares y cuidados personalizados. Los cannabinoides están siendo estudiados para esta enfermedad por las propiedades que ya se enunciaran, a lo que se agregaría el hecho de que algunos cannabinoides, el THC y el CBD podrían tener acciones a sobre la producción, acumulación y eliminación de la β-proteína del amiloide y en la respuesta inflamatoria inducida por esa proteína

En este sentido, a nivel experimental animal hay varios estudios que muestran la acción de los cannabinoides afectando los mecanismos que producen el daño. Por ejemplo, un estudio reciente ha demostrado que el tratamiento a largo plazo con CBD previene el déficit de reconocimiento en ratones con Alzheimer, aunque los autores dicen que este efecto no se acompañó cambios en las placas de amiloide y del daño oxidativo. Otro estudio demuestra que el CBD interfiere en la producción del amiloide por un complejo mecanismo y promueve la sobrevida de las neuronas modificando el ratio de muerte programada (apoptosis)

A nivel clínico en un estudio retrospectivo de 2014, los autores estudiaron los registros de 40 pacientes diagnosticados con demencia hospitalizados en el McLean Hospital Geriatric Neuropsychiatry que fueron tratados con dronabinol durante siete días por trastornos de conducta y alimentación. Psiquiatras de geriatría utilizaron escalas para medir la agitación, aspectos clínicos y de funcionamiento, porcentaje de las ingestas en cada comida, sueño y eventos adversos. Los autores refieren una mejoría de todos los parámetros estudiados con 26 eventos adversos que no requirieron interrumpir la medicación

Dadas las acciones del THC a nivel cognitivo y su psicoactividad, estimamos que se requieren estudios que puedan demostrar la seguridad y eficacia en esta enfermedad para evitar agregar potenciales efectos adversos a una población que ya tiene reducido su capital cognitivo. No obstante, el CBD por carecer de esas acciones, y compuestos en los que el THC demuestre estar neutralizado en cuanto a sus efectos adversos, son líneas de investigación prometedoras para esta enfermedad.

 





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