martes, 23 de enero de 2018

Vías de administración del Cannabis

 

La forma más habitual de consumir cannabis es fumando las flores o la resina , aunque, desde un punto de vista médico, la forma de inhalar cannabis recomendada es utilizando un vaporizador, nunca fumándola. En cuanto a los preparados farmacéuticos disponibles hoy en la farmacopea, las formas son por vía oral (comprimidos o cápsulas conteniendo THC sintético) y por vía mucosa oral (en el caso del Sativex y el Epidiolex). Cada una de estas formas difiere en cuanto a rapidez de acción del fármaco, efectos psicológicos y duración de los mismos. La dosis de THC para obtener efectos leves por vía fumada es de 5 mg y de 10 mg por vía oral. Dosis superiores a los 20 mg por inhalación o 70 mg por vía oral pueden dar lugar a efectos muy intensos. Mientras que para el CBD las dosis por vía inhalada y oral varían entre dosis bajas de 2,5–10 mg, dosis medias 15–25 mg y dosis altas 27,5–40 mg, llegándose a utilizar hasta entre 400 y 600 mg de CBD por vía oral para el tratamiento de los trastornos de ansiedad yde tipo epiléptico  y para también para disminuir los efectos adversos producidos por el THC.
Preparado de cannabis para uso sublingual.

La vía de administración inhalatoria (intrapulmonar) es, tras la intravenosa, la más eficiente. Por esta vía se destruye un 30% del THC, obteniendo una biodisponibilidad (cantidad de THC que llega a los órganos sobre los que produce efecto) entre el 10 y el 35%, perdiéndose alrededor del 50% de THC en el aire o en el espacio muerto respiratorio. Los efectos se inician entre segundos y minutos tras ser inhalado, alcanza el efecto máximo a los 20 minutos y se prolongan entre 2 y 3 horas. La administración por vía oral tiene una absorción lenta y errática, lo cual quiere decir que el efecto no es siempre el mismo aún a igual dosis, pues depende de factores extrafarmacológicos como por ejemplo los alimentos ingeridos. Los efectos se dan entre 30 minutos y 2 horas tras la administración, el efecto máximo se sitúa entre las 2 y 4 horas pudiendo persistir durante 5 ó 6 horas. 

La biodisponibilidad es menor en la vía oral debido al importante metabolismo hepático que sufre el THC, por lo que se necesitan dosis de hasta el triple con relación a la vía inhalada. Gran parte del THC se degrada inicialmente en el hígado antes de llegar a la circulación general, existiendo además un componente de degradación en el estómago. Las vías de administración que no sufren el fenómeno de primer paso hepático, como por ejemplo la sublingual, tiene una elevada biodisponibilidad. También se absorben por la piel y actúan a nivel local con nulos efectos sistémicos (generales), a pesar de que pasen al torrente sanguíneo, pues las concentraciones en sangre son muy bajas. A pesar de estas variaciones en la biodisponibilidad, la vía de administración debe ser evaluada para cada cuadro clínico: a veces se requiere un inicio de acción rápido, otras un efecto más prolongado, otras una acción local.

 

jueves, 18 de enero de 2018


Farmacología y toxicidad del cannabis 

 Parte 1: De los fitocannabinoides y sus efectos psicoactivos. 

Se han descrito mas de 100 fitocannabinoides, todos ellos exclusivos de la planta de Cannabis Sativa.
En la planta del cannabis se han identificado más de 100 fitocannabinoides. Los fitocannabinoides que se en- cuentran en mayores cantidades, y por eso son los mejor estudiados hasta el momento, son el THC (delta-9-tetrahidrocannabinol) y el CBD (cannabidiol) que son también de los que mejor se conocen sus propiedades terapéuticas. Otros cannabinoides son el CBN (cannabinol), que, como el THC, también es psicoactivo pero de menor potencia y aunque se encuentra en pequeñas cantidades en la planta, con el proceso de secado parte del THC se va convirtiendo en CBN. Cada día se van caracterizando nuevas propiedades médicas potenciales de otros fitocannabinoides, como el CGB (cannabigerol), el THCV (tetrahydrocannabivarin), el CBDV (cannabidivarin), el CBL (cannabiciclol), etc. 

De todos los cannabinoides conocidos, los que se han demostrado ser psicoactivos hasta el momento, son el 9-THC y 8-THC y el CBN. Desde un punto de vista químico, lo que hace, por ejemplo, que el CBN tenga tan sólo un 10% de psicoactividad con relación al THC es la presencia en su molécula de un doble enlace de carbono extra (el THC sólo tiene uno), mientras que la presencia de un doble enlace de carbono más la adición de un grupo hidroxilo en el CBD le resta a éste cualquier tipo de psicoactividad. La psicoactividad del cannabis no depende de la can- tidad de THC que contiene, sino de las relaciones entre THC, CBN y CBD (no se incluye el 8-THC tal como lo indica la fórmula que utiliza UNODC para el cálculo de la psicoactivdad de una variedad dada). Así, por ejemplo, una variedad de cannabis que tenga un 15% de THC y un 5% de CBD (relación de 3:1) será menos potente que otra variedad que contenga, por ejemplo, sólo un 5% de THC y un 1% de CBD (relación 5:1).
 
Esta fórmula es la utilizada para determinar si una variedad de Cannabis Sativa es considerada drogra o de uso instustrial (Marihuana o Cañamo).



Esta es la razón, sumado al hecho de que el CBD contrarresta la psicoactividad del THC sin contrarrestar sus propiedades médicas, de que por ejemplo, el Sativex contenga una relación 1 a 1 de THC y CBD. Los contenidos de THC y de CBD también varían entre diferentes variedades de plantas, condiciones de cultivo, preparado de la planta (resinas o hachís y aceites o extracciones de la planta), etc.  Por ejemplo, un estudio reciente encontró que las plantas cultivadas en exterior tenían mayores cantidades de THC, CBD y CBN con respecto a las cultivadas en interior, sin que se encontraran diferencias entre ambos tipos de cultivo en el perfil del resto de cannabinoides medidos.

 

martes, 16 de enero de 2018


¿Qué medicinas a base de cannabis existen hoy día? 


La prohibición del cannabis ha traído como consecuencia un enlentecimiento en la investigación, tanto de sus propiedades terapéuticas, como en el desarrollo de preparados farmacéuticos. Pero la limitación del cannabis medicinal no ha impedido que los usuarios hayan desarrollado todo un sofisticado arsenal de compuestos, así como de instrumentos para ingerirlos. Hoy día hay numerosos métodos para extraer los cannabinoides de la planta, en una forma concentrada, que se pueden ingerir en diferentes formas: fumados, vaporizados, en forma de tintura, cocinados en alimentos, en gotas sublinguales, en cremas, aceites, etc. Tampoco es ya necesario utilizar la planta fumándola, con todos los riesgos respiratorios que ello puede ocasionar, sino que hay instrumentos, llamados vaporizadores, precisamente para vaporizar los cannabinoides en lugar de quemarlos, de tal forma que se evitan todos los riesgos de la combustión. Así que se puede decir que hay un desarrollo en paralelo entre los usuarios recreativos y medicinales de cannabis y la industria farmacéutica, que en los últimos años ha invertido muchísimo dinero en desarrollar fármacos a base de cannabis. Esto no significa que los utensilios y productos de fabricación doméstica sean lo ideal, pues no cuentan con el control de calidad necesario para los usos médicos y en general no permiten hacer una dosificación precisa.


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Algunos de estos vaporizadores están reconocidos por agencias reguladoras (por ej. la norteamericana FDA –Food and Drug Administration), como utensilios médicos, debido a su probada eficacia para vaporizar los cannabinoides sin producir combustión. 

Los primeros fármacos basados en cannabis que se comercializaron fueron moléculas parecidas al THC, llamadas nabilona y dronabinol, que se ingieren por vía oral y que están indicadas para el tratamiento de los vómitos y las náuseas en pacientes de cáncer sometidos a quimioterapia. Más recientemente, la compañía farmacéutica GW Pharmaceuticals ha comercializado un producto, llamado Sativex, que es un extracto de la planta para uso sublingual con una concentración de 1 a 1 de THC y CBD. Está comercializado para el tratamiento de la esclerosis múltiple y está pendiente de autorizar para otras indicaciones. GW Pharmaceuticals también ha desarrollado un producto en base a CBD purificado en base oleosa, llamado Epidiolex para el tratamiento de algunas epilepsias infantiles.

Por último, en México a raíz de la reforma constitucional que permite el uso médico de la marihuana la compañía HempMeds México comenzó a importar al país el Real ScientificHempOil-X, un purificado de CBD con base oleosa y de uso sublingual, siendo este el único producto cannabico disponible en la república mexicana.








lunes, 15 de enero de 2018



¿Por qué el cannabis es una medicina?


La planta del cannabis es una auténtica máquina de producción de compuestos biológicos. Sus flores sin- tetizan más de 100 compuestos que son exclusivos de la planta del cannabis y que se llaman cannabinoides, aparte de terpenos y flavonoides (que tienen también propiedades médicas), polifenoles, aminoácidos y vitaminas, entre otros muchos, llegando a producir hasta más de 500 compuestos químicos diferentes. El principal compuesto psicoactivo del cannabis es el THC (Delta-9-tetrahidrocannabinol), y también el principal agente terapéutico. Junto al CBD (cannabidiol), el otro compuesto activo importante de la planta pero que no tiene efecto psicoactivo, son los compuestos que hasta el presente más se han estudiado y a los que se les atribuyen más usos médico.

Hace tan slo dos décadas que se descubrió lo que hoy se conoce como Sistema Cannabinoide Endógeno (SCE), un sistema presente en nuestro organismo de señales químicas y receptores de cuyo depende que se produzca una cierta acción. Esto es, dentro de nosotros llevamos cannabinoides que se acoplan a unas proteínas específicas llamadas receptores para cannabinoides (RCB) para modular procesos fisiológicos concretos. De hecho, el sistema endocannabinoide es un sistema complejo cuyo papel principal es regular la homeostasis del organismo, esto es, restaurar el equilibrio endógeno, de ahí la importancia del estudio de los cannabinoides en la medicina moderna. 

Los principales endocannabinoides son la anandamida (araquidonoiletanolamida) y el 2-AG (2-araqui- donoilglicerol), aunque poco a poco se van descubriendo más. Los receptores sobre los que se acoplan los endocannabinoides son, principalmente, los llamados receptores CB1 y CB2, si bien hay otros tipos de receptores sobre los que actúan, así como procesos enzimáticos implicados en la acción de los cannabinoides, encargados igualmente de la regulación del SCE. Poco a poco se van descubriendo nuevos mecanismos y acciones del SCE, lo cual permite cada vez conocer mejor su papel en la implicación de diferentes enfermedades.

Los endocannabinoides actúan en el cerebro como neurotransmisores; esto es, como sustancias encargadas de transmitir la información entre neuronas para conseguir efectos fisiológicos específicos. El sistema de neurotransmisión endocannabinoide es muy singular respecto al resto de los sistemas de neurotransimisión como el dopaminérgico, el glutamatérgico o el serotoninértgico. En lugar de enviar los mensajes desde la neurona “emisora” a la neurona “receptora”, en el SCE dicho envío se produce al revés: cuando hay una alteración en el sistema neuronal, desde las receptoras se mandan endocannabinoides a las neuronas emisoras para que estas modulen su actividad. Por ejemplo, ante un accidente cerebrovascular se liberan grandes cantidades de un neurotransmisor llamado glutamato que puede lesionar las neuronas receptoras. En este caso, para contrarrestar dicha actividad, las neuronas receptoras envían endocannabinoides a las emisoras para que cese su actividad en un proceso retrógrado (en sentido inverso al de la transmisión), en un intento de evitar que se siga produciendo daño. Esto mismo ocurre con otros procesos neuronales, de ahí que el SCE, como se ha explicado arriba, sea fundamentalmente un sistema de regulación homeostática.