Dolor, Cannabis como una estrategia para combatirlo.
"Cada día hay más investigación en la que se demuestra que el cannabis puede ser tanto un coadyuvante de los fármacos convencionales existentes para tratar el dolor, como una medicina sustitutiva de dichos fármacos."
El dolor es un trastorno universal que supone uno
de los mayores retos para la salud pública, tanto en
términos clínicos como económicos y que no sólo
afecta a la persona que lo padece, sino que tiene una
inmensa repercusión en su entorno. No hay nada más
desesperante para un paciente y sus allegados que
el padecimiento por parte del primero de un dolor
crónico, que cuando no es tratado adecuadamente
puede llegar a afectar a la dignidad de la persona.
Numerosas patologías médicas cursan con dolor:
artritis, migrañas, lesiones neuronales, cáncer y un
largo etcétera. Actualmente se dispone de una gran
cantidad de fármacos para el tratamiento del dolor
con un grado de eficacia variable, según cada paciente
y cada patología. Cada día hay más investigación en
la que se demuestra que el cannabis puede ser tanto
un coadyuvante de los fármacos convencionales existentes para tratar el dolor, como una medicina sustitutiva de dichos fármacos. De hecho, de entre todos
los pacientes que hacen uso de cannabis medicinal,
una de las principales patologías por las que la usan es
para tratar el dolor crónico.
Por ejemplo, de las personas registradas en los programas de cannabis medicinal de los Estados Unidos, el
92,2% de los pacientes lo usan para el tratamiento del
dolor grave y crónico. Con respecto a una muestra
de 628 usuarios de marihuana medicinal en Canadá,
el dolor estaba entre los tres principales síntomas.
El 72% de los pacientes refirieron que la marihuana
fue siempre útil y el 24% que lo era frecuentemente.
Aunque algo más de la mitad de la muestra total manifestó usar otras medicaciones; de ellos, casi el 80%
refirió que la marihuana tenía menos efectos secundarios que el resto de fármacos.
Con relación al
alivio de los síntomas, en una encuesta norteamericana compuesta en el 97% por pacientes con dolor
crónico, se preguntó por el grado de alivio que experimentaban al utilizar cannabis: en una escala de 0 a
10 de intensidad del dolor, la disminución media fue
de 5 puntos (7,8 a 2,8) entre antes y después de con-
sumir cannabis, lo cual implica una disminución relativa promedio del 64%. La mitad de los encuestados
informó también experimentar alivio del estrés y la
ansiedad secundarios a la enfermedad y casi la mitad
(45%) refirió alivio del insomnio. La mayoría de los
pacientes (71%) no refirieron experimentar efectos
adversos.
El cannabis se ha utilizado durante miles de años para
el tratamiento del dolor, pero ha sido en las últimas
décadas cuando se ha empezado a acumular evidencia
científica sobre su eficacia, así como de la implicación
del sistema cannabinoide endógeno en los mecanismos de la analgesia, el cual ejerce modulación en
todas las fases del procesamiento del dolor.
El sistema endocannabinoide
funciona de manera retrógrada, esto es, inhibiendo
la activación de señales en respuesta a una actividad
neuronal excesiva. Esta inhibición del disparo neuronal se manifiesta en las vías del dolor en forma de
analgesia y reducción de la sensibilidad del dolor. Hay
gran abundancia de receptores CB1 tanto en las áreas
cerebrales encargadas de procesar el dolor, como en
los nervios periféricos que transmiten las sensaciones
dolorosas al cerebro, así como en las áreas cerebrales
relacionadas con la valoración afectiva del dolor (áreas
frontolímbicas). Por su parte, los receptores CB2 juegan un importante papel en la reducción de los procesos inflamatorios y, sobre todo, en la señalización
del dolor y pueden ser de particular relevancia en los
estados de dolor crónico. Además, tanto la anandami-
da como el 2-AG han demostrado poseer propiedades
analgésicas en numerosos estudios de modelos animales. El conocimiento de la implicación del sistema cannabinoide endógeno, junto con el cúmulo
de evidencias provenientes de investigación animal,
indica que la modulación farmacológica por medio
de cannabinoides es una estrategia sumamente interesante para el tratamiento de los estados de dolores
refractarios y crónicos.
Hasta el momento, se han realizado ensayos clínicos
tanto con marihuana como con diferentes cannabinoides naturales y sintéticos en los que han participado más de 1000 pacientes, mostrando eficacia en
diferentes tipos de dolor crónico, siendo la mayoría
de los estudios con pacientes de dolor neuropático
(un tipo de dolor resultante de una lesión en el sis-
tema nervioso central y/o periférico) que se presenta en enfermedades propias del sistema nervioso como
la esclerosis múltiple, pero también en otro tipo de
enfermedades como la diabetes. Tanto el THC, como
sus análogos sintéticos (nabilona y dronabinol) como
el Sativex se han mostrado útiles en los ensayos clínicos realizados hasta el momento. Por su parte, el CBD,
además de también poseer propiedades analgésicas ,
su capacidad para reducir los efectos psicológicos adversos del THC, así como su potencial como ansiolítico, hace que su combinación con el THC, o su
presencia en la marihuana herbal, coadyuven con el
THC para facilitar su propiedad analgésica.
Por último, existen cada vez más estudios clínicos,
investigaciones basadas en encuestas y casos an-
ecdóticos, que muestran cómo en pacientes con
dolor crónico en tratamiento con opiáceos, el uso de
marihuana les permite reducir las cantidades de opiá-
ceos que toman. Algo, por otra parte, que está en consonancia con la investigación animal y farmacológica,
en la que existen abundantes estudios en los que se
ha encontrado que la combinación de cannabinoides
con opiáceos actúa sinérgicamente de tal modo que
se necesitan dosis más bajas de opiáceos para conseguir el efecto analgésico, lo cual reduce considerablemente el riesgo de sobredosis.